PRUEBAS A FAVOR DE LA EVOLUCIÓN

Pruebas paleontológicas
Al estudiar los fósiles se observa que los seres vivos que han habitado la Tierra han cambiado a lo largo del tiempo y que unas especies han sido sustituidas por otras.
Disponemos de algunas series continuas de fósiles que permiten seguir la evolución de alguna especie.
Un ejemplo clásico es el registro fósil del caballo, que permite seguir los cambios anatómicos sufridos desde cuatro dedos en cada pata al caballo actual, que cuenta con un mayor tamaño y con un solo dedo en cada pata. Además se pueden ver claramente que el caballo también ha evolucionado por la acción del hombre.
Otras veces se encuentran fósiles de formas intermedias entre dos grupos de seres vivos. El archaeopteryx es la especie de transición entre reptiles y aves.





Pruebas biogeográficas
La fauna y la flora de dos regiones son más parecidas cuanto más cercanas están. Este relación no tendría por qué cumplirse si cada especie se hubiera creado de forma aislada. En cambio, se explica si las especies están relacionadas. Tendrán antepasados comunes y serán parecidas las especies de zonas próximas.
Las faunas de América del Sur y de África son diferentes, aunque están relacionadas. Por ejemplo, existen monos en ambos continentes. Se debe a que estos se separaron hace millones de años, por lo que las faunas actuales han evolucionado a partir de esos antepasados comunes.
En cambio, Australia tiene una fauna radicalmente diferente; se debe a que se separó mucho antes, por lo que los antepasados comunes de Sudamérica y África son muy lejanos.
En los archipiélagos alejados de los continentes es frecuente encuentre encontrar especies de animales propias de cada isla, relacionados entre sí.

Pruebas taxonómicas
La taxonomía es la clasificación de los seres vivos a partir de sus características. Cada especie de seres vivos se agrupa con otras parecidas en grupos. A su vez, los grupos se unen con otros grupos parecidos, así hasta llegar a agrupaciones de mayor tamaño, que es el reino.
Se aprecia claramente que las especies se relacionan unas con otras, como si guardaran entre sí parentesco y compartirán antepasados comunes.


Pruebas anatómicas
Los órganos de los animales, en función de su estructura interna y de su función, pueden ser homólogos o análogo.
Los órganos homólogos tienen la misma estructura interna, aunque su estructura externa y su función son diferentes. Por ejemplo, la aleta de un delfín, el ala de un murciélago y el brazo de un humano tienen el mismo origen y estructura anatómica. Las especies con estos órganos han sufrido una evolución divergente.
Los órganos análogos posen una misma función, pero sus estructuras internas son diferentes; por ejemplo, el ala de un insecto y la de un ave tienen estructuras internas totalmente distintas pero con la misma función. En este caso, hablamos de una evolución convergente.
Las homologías, ademas de reflejar el proceso de evolución, permiten reconstruir la historia evolutiva de los organismos.


Pruebas según su desarrollo embrionario
El estudio comparado del desarrollo embrionario de los animales revela que, en fases tempranas de su desarrollo, los embriones de diferentes vertebrados son muy parecidos entre sí.
Las semejanzas van desapareciendo a medida que van formándose, aunque son muy persistentes entre los embriones de ciertas especies que entre los de las otras. Esto refleja un mayor grado de parentesco evolutivo.
Asimismo, aunque una estructura vaya desapareciendo en una secuencia evolutiva, puede aparecer en un estado temprano del desarrollo embrionario para desaparecer o ser modificada en una fase más tardía.
Por ejemplo, los embriones humanos presentan un inicio de branquias durante las primeras fases del desarrollo, y la cola durante las seis primeras semanas.


Pruebas bioquímicas y moleculares
Cuanto más parecidos son dos organismos, más coincidencias existen entre las moléculas que los forman. Tanto el ADN, el material hereditario, como las proteínas determinadas por el ADN, aportan información sobre la historia evolutiva de los organismos.
En el caso de la especie humana, se ha comparado que el animal con el que tenemos más coincidencias es el chimpancé. Esto no quiere decir que descendamos de este animal, sino que las personas y los chimpancés tenemos un antepasado común.